CRONICAS DE NYAME
I TRILOGIA
LA TRAICIÓN DE YACKCHART
Libro 1
- Prólogo
Cualquier viajero curioso que se acercase a la escena en aquel mismo momento, podría haber jurado que aquella figura era un hombre, un simple hombre entrado en edad que había decidido embarcarse en alguna empresa o aventura que quizas le quedaba muy grande. Había pocas razones en los tiempos que corrían para un hombre así como para viajar solo, y a pie. Había muchas leyendas que disuadían a los más valientes de salir de su hogar por las noches, y muchas de ellas eran el pan del día a día para mensajeros o guerreros que se veían obligados a viajar de pueblo en pueblo por su trabajo. El mundo no era un lugar seguro. El mal se ocultaba en cada esquina y la oscuridad albergaba secretos que muchos preferirían no conocer. No, desde luego, ese hombre no debía estar muy cuerdo para aventurarse solo fuera de la civilizacion
Él no parecía asustado, ni siquiera aparentaba haber tenido una mala noche. De hecho, su sonrisa se fue ensanchando según caminaba por la llanura, acercandose al camino que había dejado la noche anterior para buscar un lugar donde dormir. No es que el necesitase dormir, pero de vez en cuando le gustaba sumirse en un estado de meditación cercano al sueño, y era muy molesto que alguien te interrumpiese en esos momentos. Cuando llegó al camino, se rascó la cabeza, intentando acordarse de qué dirección tomar para llegar a su destino. Una suave brisa meció la hierba, y, de repente, el hombre se quedó congelado durante unos segundos
Después se giró y miró al horizonte, con el ceño fruncido. Se quedó en esa postura unos instantes, mientras el tenue sonido de las ruedas de un carro se acercaba lentamente hacía su posición. Cuando giró el rostro, se encontró de frente con un joven comerciante que le miraba desconfiado desde su asiento de madera
-Buenos días, señor... Espero no ser indiscreto, pero... No es seguro viajar solo en estos días. A donde se dirige???
El hombre sonrió de nuevo, y su anterior expresión pareció un espejismo del pasado que nunca hubiese ocurrido
-Mi destino es incierto, chico. Aún así, agradecería acompañarte durante el viaje, pues es eso lo que me ibas a proponer, verdad???
El joven pareció un poco sorprendido, aunque no comentó nada al respecto
-Es un buen acto de caridad. Serás recompensado, te lo aseguro. Mira -Dijo, sacando de su petate una botella opaca de color marrón, que parecía estar llena, según el ruido que hacía- Tengo algo de brandy, y del bueno. Supongo que tienes un montón de historias interesantes que contar de tus viajes, y una buena botella de alcohol es suficiente como para tener un viaje interesante
El hombre rió, y el joven esbozó una sonrisa
-Gracias, pero no bebo
-No??? Pues vaya. Te aseguro que es un buen brandy, no es agua como la que venden en algunas tabernas del norte. Y tampoco es veneno, no te creas que yo soy uno de esos pícaros callejeros que aprovechan la mínima ocasión para desvalijar a sus desafortunadas víctimas... Ni un poquito?
El joven volvió a negar con la cabeza. Su improvisado acompañante, que ya se había acercado al carro y comenzaba a subirse, refunfuñó algo por lo bajo
-Los jovenes de hoy en día sois todos unos sosos. Aún así, en tus ojos veo a un chico prometedor. Seguro que si te vinieses conmigo a alguna fiesta de las que montan en Najunte te lo pasarías realmente bien. Allí hay chicas muy bonitas, sabes??? Y de tu edad, así que no podrías poner ninguna pega. También hay buena cerveza, una de las mejores de la región, si obviamos la cerveza enana. Claro que ese pueblo va a parte. Has visto que barbas tienen? Por las ruinas del viejo mundo, esa cerveza tiene que tener algo malo, seguro que lo tiene
El joven rió, y azuzó al burro para que retomara la marcha. Su improvisado acompañante casi se cae de bruces cuando el carro comenzó a moverse, y rápidamente se puso a refunfuñar por lo bajo
-Oye -Le interrumpió con timidez el joven- Como te llamas??? Y que te trae por aqui???
El otro pareció volver en sí, y tras unos segundos, pareció encontrarle sentido a la pregunta
-Galindo. Mi nombre es Galindo. Y estoy por aquí por... Vaya, no me acuerdo. Juraría que tenía algo que ver con cierta celebración en algún pueblo cercano, o algo así... Bueno, ya se me ocurrirá
Su acompañante le dirigió una mirada de reojo, intentando evitar pensar que había recogido a un loco en medio de un camino poco frecuentado por gente civilizada
-Te preguntaría el tuyo, pero supongo, por tu aspecto, que será algo así como Uthelin, o Thalinder, o cualquier chorrada parecida
-No, en realidad es Erin -Contestó el joven arqueando las cejas, un poco confuso
-Vaya. No lo digas tan rápido. Así no es entretenido adivinarlo -Galindo pareció a punto de decir algo, pero entonces una mariposa se posó en una esquina del carro, y este se quedó mirandola absorto. Erin decidió seguir la conversación, antes de que su acompañante tuviera otro arranque de locura, si es que en realidad estaba loco
-Que te ocurría antes, cuando te he encontrado??? Parecías preocupado por algo...
Galindo le miró de reojo, pero esta vez no sonrió. Durante unos segundos, se quedó en silencio, aunque luego añadió
-Quizás sea solo un presentimiento. Al fin y al cabo, estoy viejo. Y tu eres demasiado joven, quizás, para comprenderlo...
-Si???
La mirada que le devolvió Galindo hizó que sus musculos se tensaran subitamente. Este se limitó a arrugar la frente
-Hoy... Algo ha cambiado. Todo lo que conoces...
Una brisa meció la hierba, levemente, y Erin creyó oir un susurro en el aire. Galindo sonrió
-Nada volverá a ser como antes